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domingo, 25 de abril de 2010

Hipocresía: ¿Qué tan mala es?


Hipocresía, Fingimiento y apariencia de cualidades o sentimientos. Dícese comúnmente de la falsa apariencia de virtud o devoción. (RAE).
Hipocresía, Facultad de algunas personas para callarse para evitar formular comentarios muy ácidos, a veces hasta dramáticos, acerca de alguien o de alguna situación. (YO)

¿Quién me tira la primera piedra? No pueden. No creo que haya una sola persona que no haya experimentado este sentimiento. Y tampoco es que practique la hipocresía como uno de mis deportes favoritos; pero para ser honesto, me ayuda en situaciones en las que a veces es mejor hablar para uno mismo.

Puede que para algunos signifique un acto escaso de dignidad, que atente contra la persona misma, que hasta sea signo de cobardía; pero, todos han caído en estas redes. Al principio te encandila con un alivio pasajero, pero lo más probable es que luego de dos horas te persiga una clase de sombra interna que caprichosamente busque asilo en tu cabeza y que para concha no haga otra cosa que repetirte con terquedad de niño de 4 años que lo que hiciste, o no dijiste, estuvo mal.

Pero claro, hay personas que han desarrollado una especie de anticuerpo emocional, el cual proporciona la suficiente fuerza para sobrellevar, y en casos extremos, convivir con esta sombra sin que siquiera te moleste en lo mínimo. Es más, en casos aun más extremos, y puede que preocupantes, la persona puede terminar burlándose de ese eco con voz de infante.

¿Qué más da? Si hasta por ahí he escuchado que le pusieron otro nombre y que se ha convertido casi en doctrina. ¿Cómo era que se llamaba? Diplomacia. Esa palabrita esta tan de moda. Es la hipocresía llevada a los más altos estándares de la elegancia. La perfecta excusa para el raje introspectivo. Queda la burda hipocresía versus la elegante diplomacia. Puede que una esté más justificada que la otra, la verdad ese es tema en el que no me apetece ahondar (se los dejo de tarea), pero al fin y al cabo, los dos tienen el mismo fin: Quedarse callado cuando sea más que necesario.

Ahora, luego de justificar hasta el cansancio mis malas prácticas, paso a tirarme barro antes de que otro se me adelante. Me confieso. He sido hipócrita, he obrado mal. Por experiencia sé que la hipocresía no es muy reconfortante que digamos. Abre paréntesis. Y como dije antes, no la considero un deporte que practique con predilección. Cierra paréntesis. Y también creo que hablar las cosas con cada persona directamente, sin mascaras, cara a cara, face to face, etc. te causa un alivio mucho más duradero, mejores relaciones interpersonales, y forja tu personalidad.
Pero, y aquí viene la defensa personal otra vez, hay casos extremos en los que resulta conveniente usarla, en pos de las buenas relaciones interpersonales. Además, lo niegues o no, se siente algo rico. Pero OJO. Casos extremos, que no se les haga costumbre. No te pases pues! Ahí sí que hasta yo te apedreo. En todo caso, todo con moderación es permitido no? Acuérdate. Una vez al año no hace daño.

P.D: Eso de una vez al año no fue escrito de forma literal.

Secretos de un J1


Ser un J1 puede sonar algo interesante, y eso que aun no he dicho nada del status que te ponen, pero lo cierto es que solo es un tipo de VISA Americana que dura no más de tres meses y que se concede a todos aquellos ilusos que deciden, muy entusiastamente por cierto; ser parte de este extraordinario mundo llamado Work & Travel. Me incluyo.
¿En qué consiste el jaja? Pues bien, detalladas instrucciones aburren y creo que están de más. Si tienes más de 17, estas en la u, o tus patas ya tuvieron la dicha de ir (y gracias a dios, la suerte de sobrevivir), es muy probable que ya huelas de lo que estoy hablando.

Ahora… para los faltos de vida social, ahí les va un recuento de los daños.
En general, todo empieza con el volanteo afuera de la u, las confe dentro de tu facu o, como fue en mi caso, viendo la tele. La anfitriona, periodista, o el papelito te propone que apuestes por un programa de intercambio cultural a los EE.UU. en el cual tendrás un contrato de trabajo, un seguro social americano, y la experiencia de vivir tus vacaciones de verano en otro país y además con otros latinoamericanos, universitarios de todo el hemisferio sur en algunos casos. Luego de tanto chamullo y de dejar en claro la existencia de semejante oportunidad, el entusiasmo embarga a la mayoría de estudiantes de una manera inimaginable. Esa etapa se conoce, o la bautizo, como ilusión precoz.

El universitario corre a comentarlo a sus amigos, luego a los padres y cuando se obtiene el permiso y el apoyo de casa (que principalmente es el económico), lo primero que se debe hacer es buscar la agencia que te ayudará en este largo proceso de casi unos 9 meses.

El mercado está lleno de agencias dispuestas a hacer tu sueño realidad. Se empieza con la carismática y muy sonriente charla informativa. Todos atentos, callados, esperando el final para las preguntas… tanto formalismo que evoca las épocas escolares.

En tal charla se explica que la agencia que te toco es sólo un mediador entre tu persona y tu sponsor, (sponsor: asociación americana que se encarga de unirte con el estado americano). Puede que no exista agencia, pero sin sponsor estas en nada. También se aclara que se va a mejorar tu nivel cultural, no ha ganar dinero ni a tomar vacaciones, cosas que, bueno, se consideran positivas para uno, pero saca la aguja y rompe el globo, lo que entusiasma al J1 es el dinero, así que se olvida de todo, pierde la razón, se tontea y sobreafana con la idea de regresar a lima forradazo.

Paso seguido, das tu correo electrónico para que te envíen información más detallada. Correos hasta por las puras con tufo a spam. Esta etapa es la de stress virtual o electrónico.
La agencia se encarga muy amablemente de enviarte la información y la gran pregunta de que si estás dispuesto a ser parte del W&T. Y de la misma manera amable van llenando tu bandeja de entrada, cosa que si eres de los que no borra su correos porque tiene la esperanza de leerlos algún día (como yo) puede que pase desapercibido, pero si no, pues te jodiste. Borrarás correos por toda la eternidad hasta que confirmes tu sí o tu no.

Luego de mandar la confirmación hay correos para el examen de inglés. Correo para el horario del examen, correo para que te den el resultado del examen de Ingles (no sin antes haber pagado 100 ls), correo para decirte que ya es hora de pagar la simbolica cantidad de S/. 2990 por el programa, correo para decirte que los puedes pagar a plazos. Correo para recordarte que tienes que pagar la cuota si no te botan, correo para mandarte los formularios, correo para mandar las ofertas de trabajo, correo para confirmar tu puesto de trabajo, correos, correos, correos que pueden llegar a estresar hasta al más amante de las practicas de estiramiento, respiración, balance y equilibrio antistress.

Pasaron 4 meses, el caudal de tu bandeja de entrada regreso a su volumen apacible, la vida sigue como solía ser. Todo está mejor. Hasta que recibes un correo más. Bueno, que es un correo comparado a las cantidades estrafalarias de los últimos meses. Muy apaciblemente clickeas. ¿Qué es? La esperada entrevista con el empleador. Acá empieza la etapa de los primeros roces foráneos. En fin, viene tu empleador. Es hora de ponerse el molesto ternito que fuiste a comprar con tu mama. Te lo pruebas, te acomodas la corbata, la atas y desatas, pruebas que la camisa juegue con el terno y la corbata. El pelo, vaya a cortarse el pelo (por alguna extraña razón yo no recuerdo haber cortado el mío) pues tu Sr. jefe ha venido desde Estados Unidos a entrevistarte. Llegó el día. Entras a un cuarto en el que ya se vive el intercambio cultural. Primero la introducción y presentación de cada empleador, luego la entrevista. Se separan a los empleadores en un cuarto y a los Futuros J1 en otro. Como decía el gran Juan Luis Guerra, uno por uno al matadero. Dicen tu nombre, entras y empieza la conversa. El empleador te explicara cómo será el trabajo que realizarás, te enseña fotos de gringos sonrientes dentro del centro de laburo, te comenta experiencias divertidas que pasaron el año pasado y sobretodo te hace sentir aliviado, el trabajo que realizarás no es la gran cosa. Lo podrás hacer sin problemas.
Pasó el día de entrevista. Ahora viene la charla del ya muy popular social security. Esta charla viene a ser el primer y, en la mayoría de los casos, el único contacto con tu sponsor. En dicha charla se te habla acerca de cómo se vive allá y tratarán de prepararte para que no tengas problemas cuando llegues a tierra extranjera. También te preparan para cuando recibas la VISA y seas oficialmente nombrado como J1. Como J1 se te concede el status de allien eligible to work, les dije que el status era aun más interesante que el tipo de VISA. Se dictan todos los delitos gringos. Se recalca con resaltador, negritas, cursiva y subrayado que por ningún motivo te debes quedar en ese país cuando venza tu VISA, cosa que a mí nunca me afanó, y para terminar te recomiendan usar el msn y el skype para comunicarte con tu familia.

De forma simultánea a esta charla, tu agencia te debe estar pidiendo $ 100 para la entrevista con la embajada y $12 para un pin que nunca entendí para que era necesario. Octubre llega. Ternito de nuevo. Todas las vibras positivas para un gran “welcome to the USA”. La mañana empieza, el sol quema, la gente suda, los nervios están a pedido de boca, agua de azar que trata de camuflarse en envases de agua mineral. Una hora conversando con tus patas de la agencia es más que suficiente para entrar en confianza y entrar a la embajada. El primer paso es presentar los papeles en puerta, pasar por el detector de metales, entregar papeles de nuevo para el número de llamada. Solo queda esperar hasta que una voz con intento de español diga fuerte y masticado tu numerito. Aprovechando el tiempo a la gente no se le ocurre mejores ideas que…. estudiar. Luego de media hora la voz fuerte y masticada con intento de español nos llama. Entramos a la oficina y luego, uno por uno a ventanilla. Toda una mañana sancochándote bajo el sol para una entrevista de menos de un minuto, de una sola pregunta. Hola, pregunta, respuesta, Bienvenido a Estados Unidos, gracias y chao.
Ya todos afuera, la gente contenta y ya más tranquila se va a sus respectivos hogares, claro, no sin antes empezar el chamullo de la celebración.

Empezó la etapa de real socialización. Por mera coincidencia se venía el cumpleaños de dos galifardas del programa, Una loca de la cato con aires de hippie y una linda chica con harta personalidad, agreguemos a eso freak de la limpieza. En fin, una más loca que la otra.
El plan era vacilarnos en un barsito miraflorino, claro… siempre en cuando lleguemos antes de las 9pm para aprovechar la benevolencia de la entrada libre. Por la demora de unos de los integrantes, (no pregunten quien) no la hicimos, así que quedo buscar otro por ahí. La búsqueda terminó en Tayta. Genial lugar para tomarse unos tragos con tus patas mientras ves grupitos en vivo. Ahora, si disfrutas mas bailando, pues bakan, también hay una zona con full latin y demás géneros de esos que te mueven hasta el cansancio.

Termino el recreo. De vuelta al programa. Ya casi está todo listo. Y para terminar vienen dos gastos sin mucho papeleo, pero no por eso menos importantes. El primero, comprar el pasaje ida y vuelta que sale un aproximado de $900, dependiendo a donde vayas, y luego la jugosa cantidad de $750 por concepto de bolsa de viajes. Sacando el presupuesto rápido más o menos sale así.
Examen De Ingles con profesora de la Católica, muy guapa por cierto. 100 lks
Programa Work & Travel 2990 lks
Entrevista con embajada 112 $
Pasaje Ida y vuelta 900 $ Aprox
Bolsa de Viaje 750 $

Sí, se lo q estas pensando. No seas conchudo… no me tomare el tiempo de cotizar la moneda y encima sumar el total! Lo que si te puedo decir, es que sale carito para el bolsillo promedio peruano, o al menos para el de mi familia, pero no importa, al final se recupera (ilusos).

Ya es diciembre, poco a poco los universitarios van volando a USA. Caminan cuadras de cuadras bajo nieve para conseguir housing, buscan de una manera u otra hacer los papeles del social security. Empiezan a trabajar. Se reúnen las mismas nacionalidades y empiezas las fiestas de unión de lazos internacionales. La socialización se va haciendo más profunda y además mas allá de las fronteras. Cae la nieve, fiestas interdiarias, amistades gringas, todo era felicidad y prosperidad.
Hasta que, termina diciembre, y te da la ligera impresión que ya la chamba no es tan ocupada como antes. Confirmas tus sospechas cuando miras el nuevo horario de la semana y ¡oh sorpresa! Menos días de trabajo (Tener en cuenta que en la mayoría de trabajos para J1, te pagan por horas).

Empezó la fase de reconocimiento de la realidad. Bueeeeeeeeeeeeno, las cosas a veces suelen ser un poco diferentes a lo que te dicen o a lo que te imaginas. Suele pasar, pero en viajes como este, es muy común que tal diferencia sea demasiado obvia.
Contados casos se salvan a esta premisa, pero, la verdad, que la mayoría encuentra un panorama poco alentador y cargado de ganas de bajarte el autoestima.
Las horas de trabajo empiezan a bajar, y si analizamos la proporción horas de trabajo-paycheck, pues te darás cuenta que no es muy nice que digamos.
Pronto te sentirás como padre soltero de 5 hijos que busca trabajo desesperado en Lima. El stress y ansiedad invaden a aquellos que con orgullo juraron y rejuraron, pecando de confiados, o acaso soberbios, pagar la deuda en lima. Dichosos aquellos que sus padres no los torturen por la devolución del dinero. Dichosos aquellos que no abrieron la boca en lima prometiendo una remuneración en marzo. Dichosos los que usan su paycheck para viajar por todo EE.UU. En fin, tú sigues preocupado, sudas, te irritas, buscas chamba por otro lado, pero nada. Las pocas esperanzas que te quedan se van apagando poco a poco.
Te queda el consuelo que las fiestas siempre son gratis. Así que, por ahí te queda un camino para descargar tensiones con otros amigos que están en la misma situación.
Así se pasa una semana, dos, un mes. Te siguen bajando las horas de trabajo. Que la crisis, que la nieve, que el sol. En fin… luego de tanta frustración te empiezas a acostumbrar. Sabes que ya estás ahí, metido con todo y que el escenario no cambiará. Claro, siempre intentas a como dé lugar hacer más dinero, pero tú sabes que eso no curará la gran zanja en la que la nieve, el sol, la crisis, el calentamiento global y no sé qué otras cosas más, escondieron tus horas.
Empieza la reflexión. ¿Para qué vine? ¿Qué hago acá? ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? Luego de una super alucinada que se sazona mejor con una rica noche de tormenta, puede que llegues a la conclusión de que lamentándote no llegas a ningún lado y si estás ahí es por algo. Puede que estés peor que ama de casa en programa de Laura, pero nadie te quitará lo bailando. Entonces que te queda, seguir bailando.
Así empieza el pinchismo. Hey! Vao a una fiesta. Pero mañana hay chamba. Bahhhh… al pincho! Vao!!!!
Empiezas a tomarte las cosas de la mejor manera. Poco a poco el stress desaparece, empiezas a pensar también en tí. El viaje no fue solo a hacer dinero. Fue también para que te diviertas conozcas y etc. Bienvenidas sean las fiestas, los viajes, los amigos, el trago (claro, solo para los que toman) y todo lo demás. Teniendo siempre en cuenta la diversión sin despilfarro. Aprovecha que estas lejos de Lima sin nadie que te diga que hacer o no. Estas solo tú y tu sentido de responsabilidad. Demuestra que te puedes divertir sin luego arrepentirte de lo hecho. El tiempo pasa más rápido si ves la situación desde esa perspectiva. Todo torna una onda más relajada, un toque peace & love.
Llego marzo. Poco a poco Big Bear Lake se quedaba sin blanco y con menos hispanohablantes.
Si eres uno de los últimos en dejar EE.UU. te será más fácil notar las diferencias entre el comienzo y el final. No todos lo notan. Ojo. No es lo mismo regresar a tu país dejando el lugar como cuando llegaste (lleno de Latinoamérica), que regresar dejando el lugar con un aire neto americano.
Una calma y sosiego revitalizador te invade por dentro. Una mezcla de nostalgia y satisfacción juega con tus sentimientos mientras ves por la ventana del MARTA como se aleja un pueblo, una vida y un lago que luego de tres meses de mutismo rompe su timidez y se despide con menudas y lentas olas, como si sintiese la misma nostalgia y satisfacción que tú.
Al final, no hay carga negativa. Uno deja el país con un buen sabor. Jura regresar (aunque, muy en el fondo sea improbable) y siente que la experiencia fue una de las mejores. Eso sí, una ultima recomendación. Si pretendes que el Work&Travel es una máquina de hacer dinero, te recomiendo que reconsideres tu idea. Ya no son los 90s, puede que en esas épocas lo anterior haya sido cierto, pero ahora, ya no lo es del todo. En cambio; si quieres una grandísima experiencia, pues adelante. El intercambio SÍ es para ti.